viernes, 2 de noviembre de 2007

Von Hayek y El camino de servidumbre


Por Frank Rodríguez, Licenciado en Historia UCV

Cuando analizamos los hechos que se vienen desarrollando en nuestro país a raíz de la formulación del llamado Socialismo del Siglo XXI, no dejamos de pensar en la vigencia del pensamiento del pensador austriaco Friedrich Von Hayek, y en especial las reflexiones y advertencias hechas en uno de sus libros más importantes: Camino de servidumbre (1944). El intelectual austriaco escribió dicha obra en plena segunda guerra mundial, al observar que la lucha contra el nazismo no estaría completa si no se combatía la raíz de los fenómenos totalitarios que arrasaban Europa. En términos generales, la tesis principal de este libro es que los fines no importan si el medio empleado es la planificación económica centralizada. Esto en virtud que todos los regimenes políticos que la enarbolaron como solución, terminaron pareciéndose como gotas de agua, llevando a la destrucción de la democracia y obligando a los ciudadanos a recorrer el camino de servidumbre al poder político.

El ensayo de Hayek se enmarca, por lo tanto, en el temor de que los éxitos que estaba generando la planificación de la economía intervenida de guerra hiciesen que ésta se prolongase más allá del fin de la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, la planificación económica conduce necesariamente hacia el totalitarismo y a la pérdida de las libertades individuales. Para Hayek toda planificación económica, por leve que sea, se basa en la creación de un supuesto bien común o nacional que se constituye en objetivo general. La orientación de la economía hacia la consecución de este bien lleva al poder político a supeditar al esfuerzo por conseguirlo todos los recursos nacionales, incluidas las personas, y ése es el camino del totalitarismo, de la servidumbre de lo individual a lo colectivo. Toda planificación va contra el desarrollo individual, la iniciativa del sujeto no tiene cabida en un proyecto elaborado de antemano, y la creatividad desaparece, pues existe una estrecha vinculación entre libertad intelectual y desarrollo científico y tecnológico de un país. La doctrina socialista tiene así un efecto perverso sobre la sociedad: un Estado de sirvientes, de suerte que el reino de la libertad prometido por los socialistas acaba por limitar el campo de elección de los individuos.

Todas las advertencias hechas por Von Hayek, cobran mucho sentido sobretodo si tomamos en cuenta el redimensionamiento que experimentado el Estado venezolano en los últimos nueve años, en los que este—gracias a los grandes recursos provenientes de la renta petrolera—ha retomado su rol preponderante en la economía, en detrimento del sector privado y la iniciativa individual. En definitiva, ahora que se plantea una reforma constitucional en la que la tendencia antes descrita parece fortalecerse, conviene reflexionar sobre el hecho de si en efecto un Estado todo poderoso como el venezolano, puede conducirnos a la servidumbre.

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